sábado, 25 de julio de 2009

TOP-LESS (Una reflexión antropológica)

Después de unas leves vacaciones en la playa rodeado de flamantes pechos femeninos, que brindan su encanto al sol, llega un momento en el que dejas de mirar. Pero sigues viéndolos por todas partes. Mirar unos senos bonitos es natural, no podemos evitarlo. Ver cientos de ellos mola, pero llega a saturar. Ya lo dice esa famosa jota aragonesa:
"Veinticinco mujeres, cincuenta tetas. Si las cuentas tres veces, ciento cincuenta. ¡Ciento cincuenta, rediós! ¡Ciento cincuenta! Veinticinco mujeres, cincuenta tetaaaas"...
Supongo que una mujer de hermosos senos también se cansa de las miradas. Pero esas miradas pueden ser de lo más inocente. Todos y todas hemos mamado teta de chinorris, por eso no es extraño que se nos vaya la vista justo ahí. No siempre un tío o una tía que te mira las tetas quiere acostarse contigo. (Los babosos y moscones miran cualquier cacho carne que se mueva, y sea más largo que ancho, con los mismos escrúpulos que un buitre otea a una vaca muerta).
Conozco a chicas de preciosas dimensiones que nunca hacen top-less porque las miradas les abruman. Precisamente a estas últimas me dirijo hoy desde este humilde blog.
Queridas mujeres agraciadas con ese don:
Es inútil que tratéis de ocultar vuestra belleza. Tras unos días viendo de todo, el ser humano comienza a adquirir cierto criterio de calidad. Unas buenas tetas no se le escapan a nadie. Puede que hasta la mujer más bella del lugar os esté escudriñando, como si tuviera rayos x en la mirada, en busca de esa percepción de perfección que tan estimulante resulta a nuestro córtex cerebral.

Mujer, no te "cortex"... Siempre ha sido así.

Sofía Loren dándole un repaso a Jayne Mansfield, hace más de medio siglo

1 comentario:

  1. El degenerado camuflado27/7/09, 8:10

    Chicas de tetas preciosas, debéis aprender a ser vosotras mismas y pasar de las miradas de los demas.
    Al pajillero de playa le da lo mismo que hagáis topless o no. Os va a localizar de todas formas y luego se la cascará pensando en vuestras hermosas tetas.
    Pasad de él y dejad que los que no somos unos degenerados disfrutemos con vuestras tetas turgentes y vuestros pezones empitonados por la brisa marina.

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